Por todos es conocido que la construcción es un sector muy litigioso, cuando precisamente el éxito de un proyecto (hablamos de su fase de construcción) depende en buena medida de la coordinación, cooperación y capacidad para trabajar en equipo de los múltiples agentes que puedan estar involucrados (promotor, contratistas, subcontratistas; equipo/s de diseño, dirección facultativa, ingenierías, equipo del project manager, terceros, etc., ).

Es decir, que los efectos negativos de la conflictividad son, en comparación, todavía mas perniciosos que otras industrias. Otra particularidad de los conflictos en la construcción es que se deben gestionar de tal manera que afecten en la menor medida posible a la marcha de la obra/proyecto. Solo en casos extremos, se procede a la paralización o resolución del contrato, lo que en general genera graves pérdidas para casi todas las partes (lose-lose).

Lamentablemente, con frecuencia las disputas que van surgiendo en el curso de la ejecución del proyecto no se resuelven y se acumulan y se posponen. Ello va agriando los problemas y las relaciones entre las partes, generando mas tensión y mas discusiones (círculo vicioso).

El tiempo suele ser un factor importante. Cuanto antes se afronta una controversia y cuanto mas cerca se está de su fuente, mas probabilidades hay de resolverla con el menor coste para las partes.

Hay diferentes métodos de gestionar y resolver las disputas en construcción. Entre los mas habituales están la negociación directa entre las partes (a diferentes niveles y en general no muy planificada) que puede o no tener una reclamación formal previa. Cuando no existe posibilidad de acuerdo, se recurre habitualmente en nuestro país a los tribunales de justicia y, en menor medida, a los arbitrajes (sean estos de derecho o de equidad).

Sin embargo, existen otros métodos para resolver las disputas, e incluso para prevenirlas y gestionarlas. El conjunto de ellos se suelen denominar ADR (Altenative Dispute Resolution Methods). Entre ellos se encuentran los siguientes: