Uno de los aspectos más problemáticos a la hora de realizar análisis económicos de actuaciones en infraestructuras (p.e. análisis coste-beneficio) es la valoración monetaria de los impactos que no tienen mercado y por tanto no existe un precio conocido para ellos que pueda ser utilizado en la evaluación.
Los impactos sin precio en el mercado más relevantes en los análisis económicos de infraestructuras de transporte son: el valor del tiempo de los viajeros, el valor de de los accidentes y el valor de los efectos sobre el medioambiente y otras externalidades. La valoración monetaria de dichos costes y beneficios está sometida a una gran controversia debido a la gran relevancia que pueden tener en los resultados finales del análisis económico y a que no existe consenso sobre cual es el método de estimación más adecuado.
Por ello las estimaciones monetarias de este tipo de impactos no han de tomarse nunca como un valor exacto y su inclusión en los análisis debe ser estudiada con cautela. En la medida de lo posible, es conveniente incluir estas valoraciones como distribuciones de probabilidad en un análisis estocástico o realizar análisis de sensibilidad con variación de estos valores en el caso de un análisis determinista.
Basándose en las teorías del comportamiento del consumidor, se han desarrollado una serie de métodos que permiten, estimar el valor monetario de determinados bienes o servicios de manera aproximada. Generalmente están basados en las preferencias del consumidor, de tal manera que el valor económico de un bien puede definirse a partir de lo que las personas están dispuestas a pagar por él, lo que se denomina disposición a pagar (willingness to pay). Los métodos más aceptados para su valoración se exponen brevemente a continuación.
Métodos de preferencias observadas.
Se basan en la observación de las preferencias de las personas por bienes o servicios que no existen en el mercado a partir de las decisiones que toman (es decir sus preferencias) sobre bienes o servicios con precio en el mercado que puedan ser asimilables y estableciendo una relación entre ambos. Los más utilizados son método de los precios hedónicos y el método del coste del viaje.
Método de los Precios Hedónicos.
Se basa en la relación entre los precios de mercado de los bienes inmuebles o servicios en situaciones medioambientales diferentes. Por ejemplo, se estima la diferencia de precio de mercado en una ciudad concreta entre viviendas frente a una autovía y viviendas cercanas, pero sin el impacto visual, de contaminación y acústico de la autovía. Si las viviendas tienen las mismas características en cuanto a arquitectura, vecindad y servicios, la diferencia de precio entre ambas se puede suponer que es debido al impacto de la vía y por tanto se puede asimilar a la disposición a pagar de las personas. Este método supone que el mercado es perfecto, por lo que está sometido a muchas críticas.
Método de Clawson o del Coste del Viaje.
Esta basado en que, el coste en el que incurren las personas para visitar un determinado lugar con fines recreativos (pro ejemplo un paraje natural) puede ser asimilado a la disposición a pagar por este servicio. Este coste se puede estimar en base al coste del viaje privado.
Métodos de preferencias declaradas.
Estos métodos se basan en la obtención de las preferencias de las personas mediante encuestas directas sobre mercados hipotéticos. A diferencia de las anteriores, basadas en observaciones del comportamiento de los individuos, estos métodos se basan en una declaración expresada directamente sobre un dilema concreto (o asimilable) para obtener su disposición a pagar por él.
El método más utilizado es el método de la valoración contingente (CVM, contingent valuation method) en el que se realizan preguntas directas a una determinada población sobre su disposición a pagar por un determinado cambio que pueda producirse por la construcción o modificación de una infraestructura. La disposición a pagar en el caso de las infraestructuras se puede interpretar como la cantidad de dinero que la sociedad estaría dispuesta a pagar para reducir sus impactos negativos (ruidos, paisaje, etc.). Un concepto equivalente es la disposición a aceptar, que se refiera a la cantidad de dinero que una persona aceptaría como compensación de dichos efectos negativos.
Hay una amplia variedad de técnicas para evitar o disminuir el sesgo en las respuestas y el posterior análisis de los resultados, que suelen tener una elevada dispersión, sobre todo en temas controvertidos.
Métodos de prevención del coste.
Estos métodos se basan en estimar los costes de las actuaciones que son necesarias para la prevención o mitigación del impacto negativo. Ejemplos de lo anterior son: coste de construcción de barreras acústicas para mitigar el efecto negativo de una carretera, coste de reubicación de especies animales o coste de obras transversales a la traza para permeabilizarla frente a la circulación de especies animales.
Hay que prestar especial atención a esta clase de conceptos de coste, pues gran parte de estas medidas atenuantes, correctoras o compensatorias pueden estar ya incluidas en la previsión de los costes de la construcción. Si se computan como coste externo y como coste de construcción se estaría incurriendo en una doble contabilización.
Métodos de valoración del daño.
La valoración del daño se realiza en base a las pérdidas económicas asociadas a un determinado impacto negativo. Un ejemplo de ello sería la valoración del coste de los accidentes de tráfico, en el que hay una serie de costes cuantificables (a precios de mercado), como los daños materiales, costes de hospitalización, ambulancias, pérdida de productividad o costes de la baja y, otros costes no cuantificables, como por ejemplo el sufrimiento de las personas y familiares, que no tienen precio en el mercado y por tanto deben ser evaluados a través de otros métodos.
Las técnicas de dosis-respuesta tratan de establecer, mediante una función, la relación entre determinados niveles de impacto negativo y los daños físicos que generan. Por ejemplo, relación entre la emisión de contaminantes y el daño a la salud de las personas, pérdida de calidad de vida o daños a animales o edificaciones. Conocido el nivel de emisión esperado en una determinada infraestructura se puede obtener el nivel de daño, que será multiplicado por el valor unitario del daño para obtener el coste total. La obtención de funciones dosis respuesta no es sencilla y esta sometida a una incertidumbre considerable. Por otra parte, los costes unitarios del daño deben ser obtenidos a partir de otros métodos como el CVM, con lo que se introduce un grado adicional de subjetividad en el análisis.
Métodos de compensación del daño.
Se basan en los importes de sanciones administrativas o laudos de juicios ocurridos en el pasado para causas similares. Por ejemplo, un juicio en el que se penaliza a un infractor con una determinada suma económica para compensar a terceros afectados por un vertido contaminante en un cauce, o por ruidos y vibraciones continuos que afectan a vecinos o una actividad económica.